Abordamos en este artículo un tema de moda, aunque en honor a la verdad, si miramos a la historia, la autoconstrucción es la más ancestral de las maneras de construir.
Por todos es conocido, que no hace muchos años, las familias, en muchas ocasiones ayudadas por los vecinos y parientes, hacían sus propias casas sin mucha más restricción que la económica y la de la sabiduría transmitida de padres a hijos.
Este método de construcción aún sigue estando vigente en numerosos países y sociedades, aunque, en el primer mundo, es una “rara avis”.
Fundamentalmente, lo que complica la autoconstrucción es la normativa por la que se rigen las edificaciones, el trabajo de construcción y los suelos donde se pueden construir.
Intentaremos explicaros qué dificultades vais a encontrar si tenéis intención de autoconstuiros vuestra propia casa.
1. Normativa Urbanística
Antes no tenías que dar cuenta a nadie si disponías de un terreno para construir. Levantabas tu casa y punto, pero ahora, lo primero que tienes que saber es que no puedes construir en cualquier sitio.
Para ello los Planes Generales de Ordenación y la Ley del Suelo dictaminan en qué suelos puedes construir y qué es lo que puedes hacer (superficie, altura, volumen, etc.). En ocasiones, estos planes también te limitan los materiales a emplear.
Esta información se puede consultar en el Ayuntamiento, bien sea pidiendo cita con un técnico municipal o en algunas ocasiones por internet, aunque os podéis encontrar con términos un poco farragosos para los no duchos en la materia. En cualquier caso, esta parte se resuelve en el siguiente punto.
2. Proyecto
En España, aunque quieras autoconstruir tu casa, tienes que presentar un proyecto básico y de ejecución en el Ayuntamiento para que te den licencia de obras.
Este proyecto debe estar firmado por un arquitecto, y en él, se debe justificar el cumplimiento de toda la normativa urbanística y técnica que afecte al edificio, planos, cálculos, etc. por lo que os recomendamos que desde la búsqueda de parcela o el estudio de una que tengáis, contactéis con un técnico que os ayude desde los primeros pasos, seguro que os hará avanzar mucho más rápido y con menos dudas.
3. Obra
El tercer escollo, y en mi opinión el más importante, es la ejecución de las obras. Para ello debéis también contratar a una “dirección facultativa”, arquitecto y aparejador.
Para ejecutar la obra, además de vosotros, podéis contratar autónomos que os echen una mano. De hecho hay instalaciones que tiene que ser ejecutadas por técnicos autorizados y tienen que presentar sus boletines al ministerio de industria, pero nunca podréis contratar a un empresa o subcontrata.
Por otro lado, no tenéis por que abrir un centro de trabajo. Todo lo referido a este punto un tanto farragoso, podéis encontrarlo en el RD 1627/1997 de la Guía Técnica para la Evaluación y Prevención de los riesgos Relativos a las Obras de Construcción del Ministerio.
La diferencia es que no habrá coordinador de Seguridad y Salud en las obras porque no hay empresa constructora, pero, y esto sí que es muy importante, ante cualquier accidente laboral, sois responsables civiles e incluso penales de ello, al igual que arquitecto y aparejador.
Aunque no tengáis que contratar un técnico que supervise el cumplimiento de esta normativa, la normativa la debéis conocer y cumplir. Por tanto, si por desgracia, os cortáis un dedo con una radial (por no ser muy catastróficos), no vais a poder reclamar indemnización a nadie.
Si eso le pasa a alguno de los autónomos, vecinos o amigos, vosotros seréis responsables junto a arquitecto y aparejador de ellos. Por tanto, debéis encontrar un técnico que se responsabilice de un proyecto de ejecución ejecutado por no profesionales, y esto puede ser un problema.
Yo, como técnico me lo pensaría muy mucho. Para cubriros de esta responsabilidad, podéis contratar un seguro, aunque intuyo que os van a poner problemas, o cobraros mucho, al no ser profesionales.
4. Final de obra
Al final de la obra, la dirección facultativa tiene que emitir un Certificado Final de Obra, para el cual os van a pedir fichas técnicas de todos los materiales empleados, certificados de ensayos que se exijan (hormigones es el más habitual, aunque hay más…) y una serie de documentación que tendréis que ir pidiendo y ordenando a lo largo de la ejecución.
Una vez que tengáis este certificado, ya podréis legalizar la vivienda o la construcción en el ayuntamiento y que quede registrada como edificio en uso.
5. Periodo de garantias
Cuando contratas una obra con una constructora, esta está obligada a arreglar o indemnizaros por cualquier desperfecto durante los 3 años siguientes a la emisión del Certificado Final de Obra.
Al ser una autoconstrucción esta garantía no existe y solo podrás reclamar al arquitecto o al aparejador por errores en el proyecto o en la ejecución del mismo durante los 10 años posteriores al Certificado Final de obra.
Por ello, para los técnicos implicados, puede resultarle poco atractivo el dirigir una obra de esta índole, porque serán a los que reclamaréis, cuando la mayor parte de las patologías en las obras se producen por mala ejecución y no porque el proyecto esté mal o se haya dirigido la ejecución mal.
***
Esperamos que os haya sido útil para los que estáis pensado en aventuraros en la ilusionante y seguro reconfortante misión de construiros vuestro propio hogar.